Lo que el puente sí ve

Salen al paso aforismos de este pelo “les gros cochons font de bonnes charcuteries”; también la puerta de una casa con ventana en su cara y que oficia como mini librería. Degustas los canelés bien provistos de ron, mientras la mirada oscila entre la piedra blanca o negra, según los barrios, o incluso en dos edificios anejos; y los ojos a las vías para no morir arrollado por un tranvía moderno o un patinador. Descansas en el puente de piedra de diecisiete ojos (acorde a la ambición nominal del Emperador). Entretenidos estos con los ires y venires de las embarcaciones.

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