Singladuras por la ciudad líquida II

Has decidido tomarte este viaje como un juego y el laberinto que es la ciudad, o quizás el destino, te ha traído a esta calle, o callejón. Una calle desierta en una ciudad siempre abarrotada ha de significar algo. Ahora necesitas un pin. No hay otra manera de avanzar por el callejón si te empecinas en seguir, pero fuertes brazos de aire te impiden avanzar. Ves cuatro números en la pared. Los pronuncias en voz alta. ¡Agua! Demasiado obvio. Experimentas un rapto de lucidez y gritas ocho, ocho, ocho, ocho. El aire cesa al instante. La ciudad infinita te aspira.

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