¿Cómo estaba la plaza?

Mucho titán y mucha fuerza, pero la maldición no es ser carne mortal sino piedra flasheada, piensa Oceanus, sin la posibilidad de alzar el agua y anegarlos a todos, pues más que harto está ya de tanto trajín, del tráfago de gente y tantas fotos, del acarreo de selfis y del lanzamiento de monedas, sin que nadie repare lo más mínimo en él. ¡Oh, pobre titán ninguneado! tan a la vista que nadie te ve ahora en el alud de pantallitas de rostros risueños, alegres y esperanzados, sabedores de que de Roma al Amor basta un cambio de sentido.

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